Reseña sobre el capitulo "identidades étnicas y sus límites" de Lidia R. Nacuzzi

En este capítulo Lidia R. Nacuzzi expone la compleja red de identidades étnicas del norte de la Patagonia, explorando la interacción entre los grupos tehuelches, aucas y pampas. Para ello examina como se formaron estas identidades, tanto desde la perspectiva impuesta por personajes externos como colonizadores o investigadores, como desde la perspectiva interna, es decir, desde la propia de los grupos indígenas.
Los tehuelches estaban ubicados en la Patagonia continental extraandina de la zona argentina, si bien para precisar concretamente sus límites la autora se plantea dos cuestiones, la delimitación hacia el norte del área patagónica y el límite entre los tehuelches del sur y los del norte. Nacuzzi encontró varios impedimentos en el momento de realizar sus estudios, además de la problemática para elegir un nombre para el grupo étnico que pretende analizar.
Continuando su estudio, hace un recorrido historiográfico, detallando el nombre que le otorgaba cada autor al grupo étnico y cuáles eran los límites del área que cada uno ocupaba. Así, Harrington indica una superposición de tehuelches del norte y del sur entre los ríos Negro y Senguerr. Además, el traduce el nombre de los grupos étnicos como gününa küne o tehuelches del norte y aóni-kénk, Según la investigación de Escalada, el grupo guénena kéne, que sería el mismo que Harrington identifica como gününa küne, ocupaba los territorios desde el sur de Buenos Aires hasta el sudeste de La Pampa. También señala la inexistencia de un grupo étnico llamado “pampa” y afirma que los vecinos septentrionales eran llamados “mapuche” y tenían relaciones de parentesco con los aóni-kénk del sur. Según Casamiquela, los gününa këna, conocidos así por su autodenominación, o tehuelches septentrionales, se ubicaban en el centro de la actual provincia de Río Negro. Aunque ellos mismos también se llamaban “pampas”. Uno de los aspectos más destacables de la investigación de este autor es que crea una subdivisión entre los dos grandes grupos de tehuelches, cada uno contaba ahora con un subgrupo austral y otro boreal. Posteriormente reduce su esquema. Por último, se trata el estudio de Vignati, quien se posiciona de forma diferente a los demás autores y sostiene que hay un grupo “pampa” diferenciado que contaba con una amplia extensión geográfica.
Para contrastar la información de estos autores, Nacuzzi recurre al archivo que se encuentra en el Fuerte del Carmen del río Negro, donde encontró los términos “pampas”, “tehuelches” y “aucas”. A partir de este momento se planea otras dos cuestiones sobre estos documentos y los estudios etnográficos, basados en su mayoría en información de a partir del siglo XVIII. Realizando así un análisis de los datos de estas fuentes, centrándose cronológicamente en el periodo de finales del siglo XVIII.
Expone los análisis realizados en tres apartados, El cacique Negro y “los pampas”, donde se plantea la mentalidad de aquellos occidentales que llegaron al valle Viedma durante los dos años posteriores a la instalación del Fuerte Nuestra Señora del Carmen en la orilla norte del río Negro y a treinta kilómetros de su desembocadura y como era la dinámica de los grupos étnicos antes de su llegada; Los “indios de las sierras” según el diario de Zizur, donde se tratan cuestiones identitarias acerca de los grupos indígenas y se aborda el concepto de “los unos” y “los otros”, aludiendo para ello a Barth y Cardoso de Oliveira. Además, recurre al diario de Zizur para abordar cuestiones que quizás no podrían ser respondidas por otros documentos como la organización territorial de los grupos étnicos de las sierras de Buenos Aires. Por último, en Los caciques, sus territorios y sus alianzas, la autora ordena todos los caciques que aparecen a lo largo del estudio, establece como se relacionaban entre ellos y donde se ubicaban geográficamente, realizando una lista para su mejor comprensión.
Es un capítulo que, aunque expone la complejidad de un tema, resulta no solo fundamental para establecer unos límites geográficos entre los grupos étnicos, sino que la revisión de las distintas concepciones acerca de estos grupos por distintos autores nos acerca aún más a la cuestión a tratar. Además de que nos ofrece la visión que tenían los diversos autores sobre estos grupos, Nacuzzi intenta despojar las propuestas de los distintos autores de los preceptos que estos tenían. Contribuyendo a formar así una propia historia de los grupos étnicos, libre de las ideas de los occidentales del siglo XX. Trata más que de buscar un nombre para cada grupo étnico, responder a preguntas sobre cómo eran, donde se ubicaban y que actividades practicaban los grupos étnicos. La facilidad de comprensión sobre un complicado concepto que nos ofrece Nacuzzi es insólita, de tal manera que recurre a mapas o cuadros que contribuyen a ello.
