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Conclusiones

Los tehuelches han sido un objeto de estudio que ha pasado muy inadvertido y que ha estado marcado por la visión de alteridad construida por el Estado-nación de Argentina. Sin embargo, estos estereotipos, narrativas y percepciones se han ido arrastrando y se han puesto en manifiesto en numerosos trabajos historiográficos. Esta narrativa creada por el Estado-nación moderno relegaba a los tehuelches, desplazados de la noción de ciudadanía, al barbarizado mundo rural, pensado como salvaje, primitivo, irracional e incivilizado; así como hemos podido demostrar en el análisis de la figura de Patoruzú (nacido en 1928).

 

Sin embargo, esta idea contemporánea del indio como algo primitivo no es real. Como hemos podido verificar en la obra de Falkner y mediante la entrevista a Fernando Blanco, hay un proceso muy claro de etnogénesis en el siglo XVIII, donde estos grupos indígenas cambiaron por completo su economía, sociedad, política y cultura. Estos procesos están íntimamente ligados con el mundo colonial y con la situación fronteriza respecto al Virreinato de Perú y, más tarde, el Virreinato del Río de la Plata.

El punto de inflexión

La Campaña del Desierto (1878-1885) marca el punto de inflexión en la historia de estos pueblos por la conquista sufrida por parte del recién nacido Estado-nación argentino que, además de cometer un genocidio, arrebató las tierras a los nativos para ser pobladas por una inmigración masiva y espontánea venida de Europa. En este aspecto no solo abre la cuestión de la creación identitaria argentina, sino que hay una colisión entre dos mundos muy distintos donde se superpone los elementos de un mundo occidental pensado como superior, donde el darwinismo social está muy manifestado.

 

Los indios quedarían como el más bajo escalón evolutivo en la jerarquía de las civilizaciones, por lo que los documentales analizados “Aonikenk-Tehuelches: Los dueños del viento” y “Cautivos de la ciencia” nos muestran los límites de la deshumanización sufrida por estos grupos. En balance, se puede afirmar que son obras divulgativas con importante base científica que pone la vista en temas anteriormente silenciados como las reservas de indios, su exposición en los museos y en zoológicos; la concienciación de un público general mediante estas obras es muy importante, a la par que todos los esfuerzos llevados a cabo por arrojar luz acerca de un oscuro capítulo sobre los Derechos Humanos; analizando este proceso como lo que realmente fue y no como “aquello necesario para que traer la civilización a estos salvajes territorios”.

Cambio de paradigma historiográfico

A partir de la segunda mitad del siglo XX asistimos a como autores como Vignati, Escalada, Casamiquela y Sarasola construyen el modelo tehuelche, trabajos de gran importancia que ponen la vista sobre la heterogeneidad que podían presentar estas poblaciones patagónicas. De hecho, el mapa étnico está planteado principalmente en torno a las consideraciones de estos autores sobre las zonas abarcadas por los tehuelches en la Patagonia. No obstante, en las últimas décadas del siglo XX hay un viraje historiográfico encabezado por Nacuzzi en el que se rompe con la necesidad de hacer diferenciaciones y caracterizaciones rígidas sobre los tehuelches. Intentando por tanto crear una nueva historia respondiendo a nuevas preguntas sobre cómo eran, donde se ubicaban y que actividades practicaban los grupos étnicos, sin la necesidad de encasillarlos dentro de unas fronteras inamovibles.

 

Esta revisión se va anteponer a la citada dinámica del Estado-nación argentino de homogeneizar a los que consideran “los otros”, creando una identidad y discurso hegemónico en base a la alteridad, explicada minuciosamente en el podcast. Destaca el conocimiento de los tehuelches sobre el entorno (como ya manifestaba Falkner mucho tiempo atrás), como el paisaje y los recursos (algo que tiene mucho que ver con la recuperación de la memoria social tehuelche y su capacidad de romper con las fuentes tradicionales como la cartografía), además de romper con la idea asentada de que las fronteras naturales funcionaban como una separación fija de grupos étnicos. Por ende, en este sentido, habría que matizar que el mapa étnico es útil a modo orientativo, para tener una idea aproximada sobre todo de cara a un público general que desconoce la cuestión.

En definitiva: Historia comprometida

A día de hoy quedan muchos frentes de investigación en torno de la identidad tehuelche, un pueblo que ha sido aculturado, desnaturalizado y silenciado tradicionalmente. Estos frentes van desde sus características a lo largo de la Historia, su contacto con el mundo colonial y con el Estado-nación, hasta llegar a la actualidad, donde sigue habiendo una descendencia de estos pueblos muy cohibida desde hace tiempo. La encuesta realizada demuestra cómo hay un desconocimiento generalizado por parte de estudiantes de historia en España. Por tanto, es menester visibilizar con justicia la historia de un pueblo sin voz, pues la Historia en sí debe estar en compromiso perpetuo con la sociedad, desde los círculos académicos hasta su divulgación para todos los componentes de la sociedad.

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