Análisis del documental: Aonikenk-Tehuelches. Los dueños del viento
El documental que va a ser analizado procede de la serie “Pueblos originarios” que se desarrolló en el Canal Encuentro de la televisión abierta argentina durante el año 2011, en el que se dedica un espacio a los distintos pueblos indígenas que conforman el territorio argentino con la intención que los habitantes argentinos conozcan su pasado y de donde provienen, siendo el capítulo dedicado a la identidad tehuelche el número 5, denominado “Aónikenk-Tehuelches: Los dueños del viento”.
Los tehuelches son un grupo étnico que habitaba tradicionalmente en sectores meridionales de la Pampa y en la Patagonia, pero no todos ellos se encontraban agrupados bajo la misma distinción, pues existe una pequeña división que establece la existencia de dos grupos divididos por zonas geográficas: tehuelches meridionales y septentrionales. Los primeros también se conocen con el nombre de aonikenk, denominación que en la actualidad se utiliza para referirse a la totalidad de los tehuelches, siendo este apelativo otorgado por el pueblo mapuche o araucano, ya que ellos mismos no se conocen con ese nombre. La segunda división, la de los septentrionales, también llamados penkenk, más próximos a la influencia europea, adquirieron algunos avances con más rapidez que los del sur, por ejemplo, la adaptación del caballo, un elemento clave para solventar el problema de las grandes distancias patagónicas y el traslado de objetos y, sobre todo, comida. Estos tehuelches septentrionales se caracterizaban por la realización de incursiones de pillaje en determinadas zonas de la Pampa buscando recursos en las estancias cimarronas.
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La formación y consolidación de la etnia tehuelche no se conoce con exactitud, pero se conocen formas de expresión artísticas con una cronología entre 10.000-12.000 años de antigüedad, siendo las pinturas rupestres de la Estancia La María en la provincia de Santa Cruz uno de los ejemplos que nos permiten conocer a los grupos de cazadores-recolectores previos a la consolidación tehuelche en la zona patagónica. La complexión física de estos individuos es muy característica, siendo descritos por el italiano Antonio Pigafetta en su obra Relación del primer viaje alrededor del mundo publicada en 1524 como gigantes. Obviamente no eran gigantes, pero sí que ostentaban una gran altura, así como una gran anchura de hombros.
Su economía se encontraba basada principalmente de la caza del guanaco del que obtenían la mayor parte del alimento que consumían, así como el ropaje que conformaba el abrigo, y de la recolección de vegetales en un territorio muy extenso y semiárido, en buena parte árido, por lo que fue necesaria su adaptación biológica y cultural, situación que desembocó en un fuerte nomadismo que se desarrollaba en toda la Patagonia debido a la escasez de recursos, practicando una religión característica de las culturas prehispánicas en las que cerros y lugares naturales eran considerados como sagrados, siendo un ejemplo el cerro Chaltén, así como la existencia de espíritus buenos y malos que protegían y amenazaban al grupo, que en determinadas ocasiones debía abandonar a determinados miembros del grupo debido a la práctica de este nomadismo agresivo que impedía el seguimiento del grupo a ciertos individuos enfermos o de avanzada edad, sobre todo antes de la adopción del caballo.
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La indumentaria propia tehuelche consiste en un poncho decorado que cubre la mayor parte del cuerpo y una vincha consistente en una cinta elástica que sujeta el pelo en la frente coronada por una pluma y sandalias rudimentarias, similares al atuendo de Patoruzú. La decadencia tehuelche tiene su máximo apogeo en las décadas finales del siglo XIX cuando la República argentina comienza lo que se conoce como la Campaña del Desierto, siendo este nombre dado por la vasta extensión pampeana y patagónica. Esta acción militar argentina supone el fin de la etnia tehuelche en términos de independencia, pues este territorio en el que se desarrolló toda su existencia pasó al dominio del Estado argentino y comenzó una represión sistemática en la que se seleccionaron algunos individuos de etnias prehispánicas que fueron expuestos en museos de todo el mundo.
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En el caso tehuelche se produjeron traslados a la ciudad de La Plata de algunos de ellos viviendo de forma hacinada en condiciones insalubres llegando a provocar la muerte de la mayor parte de ellos por estas condiciones, siendo sus cuerpos estudiados de forma científica, ya que el pensamiento de la época defendía que el cerebro de los indios era inferior al europeo, acción que se encuentra estrechamente relacionada tanto el términos cronológicos como ideológicos con el imperialismo europeo desarrollado en África y Asia principalmente. Recientemente, se ha producido la devolución de los restos de muchos de los tehuelches a sus descendientes y la creación de algunas reservas como al de “Kamusu Aike” en la provincia de Santa Cruz, denominación realizada en idioma tehuelche que en la actualidad se encuentra casi extinto y que significa “campamento donde flamea el viento”. En esta reserva viven en la actualidad cerca de 40 personas que denuncian distintas problemáticas como la intrusión de empresas privadas que extraen todos los recursos de la zona, mientras que en la reserva no se tiene agua potable o electricidad, teniendo que realizar sus habitantes largos recorridos para autoabastecerse.